Sigue tomando forma la segunda parte del interesante Prototype, una continuación destinada a superar con creces al original dando cuenta de algunas de sus flaquezas. Superhéroes y libertad caminan de la mano en un videojuego destinado a reventar (literalmente) Nueva York.
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Es poco habitual ver a Activision volcarse en IPs que no sean sus grandes buques insignia más representativos como Call of Duty o Guitar Hero, es por ello que resulta tan valioso el lanzamiento bajo su abrigo de títulos como la saga Prototype que nos ocupa. Con legión de fans para el juego original, los medios sin embargo detectaron rápidamente algunos problemas de la fórmula relacionados con el excesivo caos que se generaba en las misiones o el patrón demasiado repetitivo que se acusaba. Radical Games ha tomado nota de los problemas y se plantea cómo solucionarlos con esta esperada secuela.
Ahora aparece Prototype 2 no sólo para presentarnos un nuevo héroe para la aventura, sino para ofrecernos lo que ellos mismos nos describen como "la fantasía definitiva de poder". Llevábamos varios meses sin saber nada del videojuego, pero hemos aprovechado que recientemente se han presentado algunos datos nuevos para recuperar la atención sobre este espectacular videojuego.
Cuarentena
James Heller. Un nombre que a partir del año que viene va a decir tanto a los fans de Prototype como el del ya veterano Alex Mercer. Como ya hemos desgranado en anteriores avances sobre el videojuego, el gigantesco afroamericano va a plantar cara al anterior héroe, ahora convertido en villano, en lo que se presume como un cambio de roles verdaderamente épico que se va a convertir en uno de los grandes reclamos del programa a todos los niveles.
Lo que ha podido ver la prensa en cuanto a nuevas misiones nos permite distinguir cómo se mantiene el desaforado poder del héroe dentro de la fórmula, pero cómo al mismo tiempo se estructura mucho mejor el sistema de misiones. La casquería va a estar por encima de cualquier otra consideración en cuanto al combate, pero en lugar de ofrecernos una sucesión de descerebradas misiones en las que sencillamente tenemos que arrasar con todo y con todos, en esta ocasión se busca una mecánica mucho más organizada y compacta.
Así pues la sangrienta sed de venganza de nuestro antiguo marine reconvertido en héroe va a tener un aspecto más ordenado que en el primer videojuego en cuanto a sus acciones, pero con la misma furia homicida que en su predecesor. El Agujero Negro, de hecho, se ha convertido rápidamente en una de nuestras acciones favoritas, y es que empala a sus víctimas en una suerte de tallos sangrientos que se extienden de forma asombrosamente rápida, hasta generar una gigantesca explosión de sangre y carne. El nivel de casquería, como decimos, ha aumentado de forma severa, y el resto de movimientos especiales también nos han llamado mucho la atención por su virulencia.
Por ejemplo nos ha parecido que aporta muchos enteros a la experiencia jugable el hecho de poder desprender de los enemigos o de los vehículos sus propias armas, de tal modo que se generan situaciones de lo más espectacular. ¿Por ejemplo? Hemos podido ver cómo Heller arranca de cuajo el cañón de un tanque para blandirlo sobre sus enemigos, o cómo le roba un lanzacohetes a un enemigo.
Todo ello para luchar contra unos enemigos que también van a ganar en variedad y también en potencia, todo ello para estar a la altura de los poderes de Heller que, como podemos ver, han sufrido un importante impulso hacia delante. La infantería de las fuerzas del orden vuelve a destacar por su ligereza pero por su enorme número, y el verdadero desafío residirá en unos mutantes que ofrecerán un reto descomunal.
En última instancia también nos ha llamado la atención el factor artístico del programa, bastante descuidado en el juego original. Si en el primer Prototype hablábamos de un juego bastante genérico y marcado por el reciclaje en edificios y estructuras, en esta ocasión la triple división de Nueva York que han efectuado sus responsables garantiza resultados estéticos muy diferentes entre sí, y una riqueza de entornos mucho mayor.